leyenda
La Isla Magica
Cuando en tranquilas olas de reflexión arribamos al onírico
paisaje de La isla mágica, descubrimos que los distintos planos
de su embrujadora realidad se nutren o se vivifican gracias a un
manantial que fluye desde el epicentro de la cosmovisión de ese
hacedor de mundos y de vidas que es su autor. El surtidor que
alimenta la magia creadora de Rogelio Sinán, y con el cual hace
mil arabescos y filigranas narrativas, no es otro que la sabia
amalgama del aliento del alma nacional con el soplo del espíritu
universal, de la pujante y espontánea tradición popular con la
decantada raigambre de la literatura de todos los pueblos del orbe.
Esta atinada fusión de elementos se cuaja y arraiga en los mutables
materiales de la lengua con cuyo material sonoro Sinán construye un
puente cultural que enlaza a las distintas generaciones que tejen
nuestra historia nacional.